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27 El edificio estaba abarrotado de hombres y mujeres. Estaban dentro todos los jefes de los filisteos y, en el terrado, unos tres mil hombres y mujeres que se divertían a costa de Sansón. 28 Entonces Sansón invocó al Señor exclamando:

— Mi Dios y Señor, acuérdate de mí; dame fuerzas, aunque sólo sea esta vez, oh Dios, para que de un solo golpe me vengue de los filisteos que me sacaron los ojos.

29 Sansón tanteó las dos columnas centrales sobre las que descansaba el edificio, las abrazó, una con el brazo derecho, la otra con el izquierdo,

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